Editorial de Versión Final
El aparato represor del Gobierno ataca de nuevo. Esta vez en la diana está Rocío San Miguel, presidenta de la ONG Control Ciudadano, y fuente de cabecera de esta casa editorial.
Y el golpe a San Miguel no destila más que un temor descontrolado de los propios factores de Miraflores que se ven amenazados por la presión que comienza a tejerse de nuevo sobre ellos.
Es una jugada en el ajedrez, una ficha con la que algo querrán negociar. En definitiva las puertas giratorias nunca han dejado de estar aceitadas y la detención arbitraria de Rocío San Miguel lo pone de nuevo en evidencia.
Pero también deja claro que las negociaciones frágiles de Barbados o los acuerdos tras bastidores con Washington han servido de andamiaje para sostener al Gobierno de Miraflores, y no como una ruta contundente para el desmontaje efectivo.
Que ordenen la detención de San Miguel que, es además, una de las voces críticas y bien hiladas contra el Gobierno de Maduro, demuestra una vez más, no solo a todos los venezolanos, sino al mundo en general, que el Gobierno se siente capaz y legitimado para arremeter contra las libertades sin temor de perder el poder de negociar.
Por eso lo hacen, porque mantienen, aún con la inhabilitación de María Corina Machado como candidata presidencial, aún con los presos políticos que permanecen ilegítimamente privados de su libertad, aún con las violaciones sistemáticas de la Constitución Nacional o de pactos internacionales, tienen apertura para negociar. Allí sigue activo Barbados, o las flexibilizaciones de Washington sobre las sanciones a Venezuela.
Ahora, en año electoral, se abre un nuevo juego, y claro que es peligroso para Miraflores. Lo saben. Estados Unidos, que puede hacerlo, advierte que reactivará el grueso y la potencia de las sanciones contra el comercio petrolero venezolano sino procura habilitar a María Corina Machado para las presidenciales y enfilarse definitivamente hacia un proceso electoral libre y transparente.
La Unión Europea (Bruselas) exige al Gobierno de Maduro cumpla con el compromiso de unas elecciones verdaderamente libres y solo así mandarían su misión electoral para constatar el proceso.
Y ya se manejan informaciones que apuntan a que en los próximos días líderes que han sido cercanos a Maduro exigirán firmemente la celebración de un proceso de elección claro y abierto.
Al momento de publicar este Editorial, poco se sabe del sitio donde mantienen detenida a Rocío San Miguel, en qué condiciones se encuentra.
Pero ya se siente la presión internacional y la amplísima cobertura que hacen medios nacionales e internacionales sobre el caso.
Desde Miraflores han jugado duro porque saben del prestigio y la reputación de San Miguel y conocen que su voz llega lejos y es escuchada como una fuente respetada en Venezuela. Y cada vez que argumenta Miraflores se resiente.
Y nosotros preguntamos desde la arena periodística: ¿Qué acciones contundentes tomará en esta ocasión la Corte Penal Internacional? ¿Incluirá este episodio en un archivo o servirá como nuevo precedente para definitivamente activar el juicio contra Maduro? ¿Qué harán los otros organismos de defensa de Derechos Humanos en el Mundo más allá de pronunciamientos que terminan siendo palabras de paja?, pero vamos un poco más allá ¿Cómo habría operado la Interpol en este caso si Rocío San Miguel lograba dejar Venezuela? ¿Habría activado una operación para apresarla, habría aceptado la solicitud de un Gobierno como el de Maduro o sus instancias para perseguirla?, las recientes experiencias dirían que sí. Hace falta en la Interpol una sacudida de justicia que elimine la posibilidad de activar búsquedas contra líderes y dirigentes opositores al régimen de Maduro.
Esperamos que Rocío San Miguel no termine engrosando la dolorosa lista de presos políticos sobre la que aún queda mucho trabajo.
Todos son para el Régimen fichas en este ajedrez.
Todos son para Venezuela, venezolanos.